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My little pony: La esencia del Honor E 02 C 02

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                                   Episodio 2: Sangre y Fuego
                             Capítulo 2: No a volver a ser lo mismo

 Yaciendo en el frío estaban los cuerpos de Spike y Ángel. Tan jóvenes y tan… Inactivos para su edad. Twilight estaba muerta por dentro, se acercaba lentamente. Luego lo movía con su pata mientras reía, como si tratara de despertar al buen dormilón. "Solo estás dormido ¿Verdad?" le decía al cuerpo inerte, con lagrimas en sus ojos y una sonrisa dibujada; tratando de darse consuelo. Luego agitaba el cuerpo con más fuerza y rompió en llanto, siendo lentamente rodeada por sus amigas; compartiendo los mismos sentimientos.
- ¿Por qué?- decía ella, susurrando y con los cascos en sus ojos- ¿Por qué?- y repetía de nuevo, cada vez aumentando el tono de voz- ¡¿POR QUÉ?!
- Spikie-wakie- decía Rarity, llorando y terminando en gemidos desgarrador. Luego se calmaba poco a poco- Mi pobre Spikie-wakie.
- Quien haya hecho esto- decía Applejack con lágrimas en sus ojos y mordiendo sus dientes con furia- debe pagar ¡Tiene que pagar!

 Estuvieron así por tanto tiempo. Solo con sus penurias y sufrimientos compartidos por la pérdida de ellos. Luego escucharon la puerta abrirse de nuevo, lo cual haciendo que levantaran sus orejas. Pasos sobre la fría madera. Se acerca. Se aproxima… Ya estaba harta. La pegaso azul se abalanzó contra el intruso,  llena de ira,  derribó al visitante y haciendo que golpeara la cabeza contra el suelo. Luego zarandeó la cabeza de él contra el suelo, cada vez que lo hacía se sonaba un ruido metálico. Applejack y Rarity se acercó con un paso pesado hacia el acto, hasta que…
- ¡RAINBOW! ¡Detente!- Gritaba Rarity mientras ellas dos se acercaba, tratando de zafar a Rainbow de su ira y sus consecuencias. En un intento de apartarla, recibió un golpe perdido de ella en su mejilla. Tal era el punto que Applejack tacleó a su amiga de él, sujetándola en el suelo una vez que la separó.
- ¡Rainbow, calmate! ¡No es él asesino!- le gritaba en frente Applejack- Caramelo… Por favor, todas estamos en las mismas.
- ¡No me importa!- decía mostrando los colmillos y con lagrimas en sus ojos- ¡De no haber llegado a Ponyville NADA DE ESTO HUBIERA SUCEDIDO! ¡NADA!-  luego rompía en llanto. La pony anaranjada la consolaba mientras la unicornio también hacía lo mismo, con la marca del casco en su mejilla.
- Nada… No hubiera pasado nada- repetía con melancolía en cada una de sus palabras.
- Dashie, como diría la Abuela Smith, no podemos añorar por las cosas que ya pasaron, solo podemos continuar adelante.
- Ya no quiero, no podemos.
- Rainbow Dash- le dijo Rarity, con la marca en su mejilla. La pegaso al verla aparto la mirada con culpa, pero luego la unicornio tomó su mentón y la miro con afecto- Nunca te has rendido antes y este no es momento para hacerlo. Sin importar lo que pase, siempre estaremos unidas; sin importar lo que pase- Rainbow ahora lloraba de felicidad. Sus lazos nunca se romperían. Ya levantada, ellas tres miraron un casco con un pañuelo siendo ofrecido a la pegaso.
- No te disculpes, sé cómo te sientes- le dijo Philip, con la cara magullada y un diminuto hilo de sangre en su boca, pero esta esbozando una sonrisa. Era curioso, era la primera vez que lo veían sonreír. Rainbow recibió el pañuelo con otra sonrisa.
- Pero… No ha valido la pena- Dijo Applejack- Ellos… Ellos…

El caballo se acercó a los cuerpos, le llamó la atención la palabra en su idioma que había entre los muertos. Twilight y Fluttershy estaban en los cuerpos de sus respectivos, mientras que Pinkie iba de un lado a otro, consolándolas.   Con vanos resultados. Solo hubo un intercambio de miradas tristes entre todos.  Ya al final, el enómeno se acomodó el casco.
- Por favor, díganme ¿Qué casa queda más cerca?- les suplicaba a ellas.
- Claro, pero ¿Qué vas a hacer?- dijo Pinkie.
- Lo que debo hacer, Pinkie… Debo matarlo. –al oir eso, las muchachas se estremecieron de ello.

  Sentían algo de repugnancia en la venganza como método de resolución. Sintieron pena al ver que el caballo miraba su arma y su inscripción. El brillo del acero se reflejaba en su cara, pronto, ese brillo desaparecería al ver el garrote plegable teñido de sangre. Así se imaginaban todo, el arma atravesando una zona blanda del cuerpo. Luego él las miro y volvieron a este tiempo. Luego se acordaron de su pregunta. Un momento de duda. Otro de análisis. Otro de aclaración… Para terminar con un momento de terror.

- ¡¡Sweetie Bell!!

  Saliendo después de entonar su nombre, Rarity salió de la biblioteca seguida por los otros. Ya era suficiente con la muerte de Spike y Ángel, pero matar a una potrilla; sería tormentoso. Con lágrimas en sus ojos, Rarity solo podía galopear hacia la Boutique; rogando de no haber llegado tarde.

No estamos a salvo ni nadie se escapa al caos ya planificado.

  Llegaron a la boutique, cansados pero más aterrorizados aun. "La próxima vez usamos la magia de Twilight para llegar más rápido" dijo Pinkie. No le importaba a Rarity, le preocupaba la ausencia de todo ruido detrás de la puerta ¿Habrán llegado tarde? Quizás ya la habían matado, y se esfumó de allí para cobrar la vida de su próxima víctima. Con el corazón colgado de un hilo, Rarity miró a sus amigas con los ojos acuosos y, lentamente, abrió la puerta de su casa. El resultado la confundió: nada. No había nada de raro en el lobby de la tienda. Todos entraron, luego escucharon algo por fin. Pasos. Pasos. Más fuertes y encogiendo corazones, todos buscaron escondites apropiados. Ya las pisadas estaban cerca de la sala, hasta que por fin apareció él.

  Vestía sucio, casi un pordiosero, y la melena estaba un poco desaliñada. Pero aun con estas características visibles, el unicornio grisáceo con la melena azul. Usaba su magia para sostenerla. Con los ojos sollozados y llena de pánico, Sweetie Bell estaba amarrada por unas cuerdas mágicas de color azul, inmovilizando sus piernas. También tenían una mordaza similar en su boca. Luego dejo su mochila en un lado.  Luego de llevarla por no se sabe cuánto, el unicornio gris la dejó en el suelo. Rarity estaba hecha una furia, al igual que Twilight y parte del resto, solo querían…
Pero él también tenía una cara de tristeza, al parecer no quería hacerlo… Pero debía.

- Mi niña- le decía con un atice de tristeza- déjame decirte algo. Yo… He desperdiciado mi vida y nunca le he sacado provecho a los buenos momentos que he tenido. Solo mis deseos de venganza contra aquellos que arremetieron con mi familia, mis ancestros. Je, ¿De qué nos vale seguir y tratar de remedar los errores del pasado? ¿Te darán la paz?  De esta forma… No. Siempre he trabajado como una mula y lo tiré todo a la basura, ahora soy un traidor para Equestria y para los míos- le acariciaba la melena a la potrilla mientras hablaba, llenando de repugnancia a Rarity- Te pregunto algo ¿Los "malvados" no sufren? ¿No tienen honor? Yo quería recuperar el mío y mírame.

El unicornio se ponía un casco en el tórax de ella y luego apuntaba su cuerno. Empezaba a cargar un hechizo.
- Pero también tu hermana y sus amigas me quitaron todo; y este es el ahora. Por ayudar a esa hija de yegua cualquiera que denominan "Princesa". Gran parte de mis subordinados, un amigo… Incluso mi propio hijo. Mi potrillo, se rompió el cuello cuando cayó de ese edificio. Creía, al igual que yo, que había que reformar el mundo y cambiar el orden de las cosas ¿Acaso soy un demonio por querer cambiarlo todo? El fin, justifica los medios.

Cerró sus ojos y apretaba sus dientes con gran ira frente a la pequeña. Abrió sus ojos y le dirigió una sonrisa mientras acariciaba su melena.

- Y es lo justo.

Iba a disparar su cuerno a la unicornio. Pero fue detenido por rayo azul en dirección a su cara, lo cual hizo que se apartara de ella.  Abrió los ojos y el caballo crema cargó con su arma. Le detuvo la pierna delantera y lo cabeceo justo en la frente. Golpeo su pierna izquierda y luego lo golpeo en la cara. El enómeno fue retrocediendo, cubriéndose la nariz y tambaleando. Cuando se recompuso, el unicornio gris atacó sus rodillas y lo dejó inmóvil; termino al caballo con una coz en el pecho, arrojándolo.

- ¡Atacar a niños inocentes es una monstruosidad!

  Buscó la proveniencia de esa voz. Elegante, pero con grandes atices de rabia. Era Rarity y sus amigas, con la pequeña  asomándose por un lado pequeño. Podía sentirlo, sentir su furia. Poco a poco lo iban consiguiendo.
- Señorita Rarity, creo que entre monstruo y monstruo nos entendemos.
- ¿Qué quiere decir? Solo usted, maldito engendro, es el único monstruo aquí.
- ¿Y su legado? Hasta donde yo sé, ustedes portan los elementos de la armonía
- ¡¿Y?!
- Ustedes son las responsables de un legado de injusticias. ¿Lo mismo que le hicieron a Nightmare Moon, no lo pudieron haber hecho hace mil años? ¿Qué me dicen de Discordia? El muy maldito podría convivir con nosotros. Hasta donde tengo entendido, la armonía y el caos son dos caras de la misma moneda. Siempre peleando pero conviviendo. Ustedes no son más que una herramienta, que después de mucho tiempo va a ser desechada.
- ¿Acaso todos ustedes van a terminar siendo una cuerda de lunáticos?- Le gritó Twilight- la armonía siempre va a reinar sobre el caos, no importa cuál sea. La amistad siempre ha de prevalecer.
- Niña, la amistad se mantiene si o si. Pero ustedes… Por ser lo que son, estarán condenadas a perderlo todo.
- ¡Cómo tu!

  Esa voz provenía de sus espaldas. Philip se lanzó sobre el unicornio, en un auto reflejo, este giró sobre sus talones y detuvo el golpe con su pezuña. Acto seguido, le golpeo de nuevo la cara con la otra. Esta vez pudo bloquear el golpe y esquivó agachando la cabeza. Aprovecho el descuido del contrario y golpeo su costado por debajo de las costillas.

  Wisest Horn retrocedió después del golpe y luego atacó con una coz a la cara. Usando su greba, recibió el golpe y le causó una fractura en sus piernas. Ahogo el grito mordiendo su labio, haciéndolo sangrar. Aprovechando de nuevo, Philip se movió a su izquierda y golpeo de la misma manera sus costillas, siguiéndole con un golpe en el diafragma. El unicornio trató de responder tratando de golpear con su derecha y la magia para lanzarle objetos. Un jarrón le pasó por la cabeza antes de tenerlo a pocos pasos.

  Activó el mecanismo del garrote y esquivó el golpe. Le impactó el acero, usando primero la punta, en el cuello. El unicornio tomaba su pescuezo, se sentía sin aire y tosía sin parar. Luego sintió un frió y relampagueante ardor en toda su sien. Como era de sospechar, cerró sus ojos por la contusión mientras caía. Al abrirlos, veía al caballo crema sobre él antes de ser golpeado en el mismo sitio. Su cabeza se tiñó de sangre hasta la barbilla.

- ¿Qué pasa muchacho? – le decía desafiante- ¿Alguna clase de "moralidad" te detiene? Je, moral. El mundo se está limpiando el rabo con ella.
- Te voy a matar, solo quiero saber una cosa
- ¿Por qué me uní? Por mi puedes estar en una botella llena excrementos con ellas como tapón. Pero, te descuidas de algo.
- ¿Algo?

  Horn tenía una buena vista, aunque estando molido y sangrando, del resto de la sala por medio de un espejo. Allí estaban ellas preocupadas por Sweetie Bell. Su Blanco.
El unicornio empezó a distraer al caballo en una inútil conversación mientras accionaba su magia disimuladamente. Desde el espejo veía su mochila empezaba a levitar una daga "preparada". Continuaba distrayendo al mismo tiempo que fijaba un blanco. Allí actuó

- Si fueras más precavido con el prisionero, hubieras evitado una muerte.

  Lanzó la daga y nadie pudo hacer nada del resultado viniente. El silbido del acero en el aire y la parálisis del miedo. La daga impactó a Sweetie Bell.

  Lleno de rabia, Philip miró al sonriente unicornio. Uso su arma para dislocarle la quijada y matarlo al instante. Todas estaban gritando y sollozando, clamando por auxiliar a la pequeña. Pero Sweetie Bell empezaba a convulsionar y a retorcerse por los efectos del veneno, para luego quedarse quieta. La piel cerca donde se clavó la daga se iba poniendo negra mientras cada músculo de su cuerpo se tensaba. El veneno era, según el médico, una combinación de veneno de cobra de barro con cicuta. No tenían en esos instantes la cura para tal atroz composición mortífera.

  Sus ojos eran carentes de brillo, la luz era tenue y su aliento fue dulce, haciendo que las cortinas se estremecieran a lo que sería su liberación del mundo terrenal.

  Sweetie Bell había muerto.

                   Frontera Grifo-Enómena, esa misma noche.

  La dulce luna en su estado menguante sería testigo de una batalla tanto como lo fue su hermano Sol. El mariscal Henry, temeroso de otra emboscada en territorio enemigo con peores resultados que la anterior, decidió montar el campamento a unos metros cerca de la falda de una colina y en un claro. Así daría cobertura al asentamiento de la artillería y posibilitaría el uso de los grifos. Habían enterrado sus muertos, a unos pocos metros de allí.

Era insuficiente.

 Henry creció entre la nobleza y el populo, siempre variado y adaptable. Pero entrar en el ejército lo confundía, se veía a sí mismo como un gobernador o como miembro del consejo de su real majestad, no así. Debería llevar a aquellos que depositan su confianza en él a mejorar cada una de sus vidas, no llevarlas a su muerte. Debería, pero no… Tantas cosas que podría hacer y, ahora, tiene que hacer las contrarias… Vaya vida. Mentir. Ordenar. Condenar. Matar… Si, esa era la rutina de todo comandante en cualquier lado.

  Nada cambiaría ahora.

Allí estaba él, pasando entre tiendas de campaña y fogatas con grifos y leones, como hermanos, saludándolo al verlo pasar, una sencilla formalidad que con todo el gusto devolvió. Pasaba lo mismo con otras fogatas y puestos, con patrullas vigilando cada rincón. Lo admiraban, pero se preguntaba el por qué si los enviaba a su muerte. Solo pudo dirigirse a su tienda personal. Allí, se lavó la cara para aliviar un poco el estrés. Mientras se secaba la cara, el coronel Federick entró a la tienda de su superior. A pesar del aura de bienestar del campamento, él también parecía estresado.

- Mariscal, señor- dijo el león preocupado- ¿puedo hablar con libertad?
- Puede. De todas formas, el comisario murió en la emboscada.
- Soy consciente de ello, pero por respeto a usted y al sistema debo… Olvídelo, voy al grano- el león tomó asiento cerca de su mariscal, mientras este se servía una copa de agua para él y su invitado. Con la copa en la pata, empezó a hablar- Estar aquí es suicidio
- Lo sé- replicó el mariscal, con frialdad y mirando la entrada a su tienda.
- Incluso con los refuerzos que envían para mañana. Cinco mil leones y tres mil grifos junto a unos veinte cañones, pero aun así no lograremos nada
- Lo sé- volvió a decir, igual que la vez anterior
- Debemos irnos ¡Cuánto antes mejor!
- ¡Federick! ESO. YA. LO. SÉ. –dijo el mariscal aventando su copa al suelo y gritándole al gran felino en la cara, haciendo ahínco en las últimas- Cada maldito segundo aquí me causa ansiedad. Es muy fácil decir que podemos tomar la ciudad, pero ni siquiera hemos llegado a ella y ¡MIRANOS! Ya sufrimos cerca de cinco mil bajas ¡CINCO MIL Y NO HA TERMINADO LA JORNADA! Ojalá que esos viejos bastardos del alto mando puedan al menos asomarse a un campo de batalla, pero no… Le dejan la responsabilidad a los jóvenes- respiraba agitadamente, pero se calmo al cabo. Tenía que decirlo, pero no a él- De verdad, disculpa por eso querido amigo, es solo que…
- Te comprendo, pero te diré lo mismo que mi abuela: "Puedes recoger el agua derramada de un vaso, pero no volverá a ser la misma"
- Sabias palabras mi felpudo amigo. Necesarias para estos tiempos. De acuerdo, coronel Federick, trasmita las órdenes del día de hoy: Nos retiramos de Énosi al alba. Salgamos de este condenado lugar para combatir luego. Yo invito la primera ronda cuando lleguemos a casa- el león lo saludó y salió de la tienda.

  Luego de un rato, él también salió de su tienda personal. El campamento ahora estaba con una incansable actividad. Todos sus efectivos ahora estaban ocupados formando y los tamborileros hacían toques de formación o batalla. Grifos colocándose sus armaduras, tanto coraceros como lanceros alistando sus alas para la vecina tormenta. Leones tomando sus armas y preparando las otras que son innatas. Cuando un grifo coracero, muy joven para su edad, fue detenido por el mariscal e interrogado sobre la agitación; la respuesta le causo un buen sobre salto "Detectaron movimiento en el flanco izquierdo, señor. Mi batallón, la 5ta de coraceros se está movilizando para allá. Señor, todo saldrá bien ¿Verdad?"

  Pero no pudo responderle, batió sus alas y se dirigió al flanco. Oía los tambores ahora más fuertes, la totalidad de las tropas ahora estaban en formación y listas para el combate, dirigiéndose al flanco en cuestión. Una vez allí, le aterró la presencia de algo: Silencio total. Nada en esos momentos, al ver eso gritaba sus órdenes para… Espera, había tambores y no eran los suyos

  No, no estaban equivocados. Los enómenos estaban en la zona, solo que los grifos se equivocaron de lugar.

  "Los grifos no son estúpidos. Puede ser cualquier cosa menos eso. Así que, caballeros, como siempre digo: nunca subestimen a un enemigo. Un ejemplo de ello es su recinto, con esa posición están anulando nuestra ventaja y permitiendo la de ellos. Pero eso no significa que no vayamos a combatir.
Syntagmatárchis Ptolomeo, a pesar de que los cañones son inservibles y no quiero arriesgarme a moverlos, esta nueva arma que diseñaron en Laconia puede sernos muy útil. Quiero que las despliegue aquí"

  El cuerpo de ingenieros de combate era y es el orgullo de este ejército. Recocidos por sus mochilas con toda clase de materiales o por sus cascos con binoculares adheridos, se estaban moviendo con el resto del ejército. Al mando de ellos, estaba el coronel Ptolomeo de la 4ta brigada de ingenieros de combate, cerca de 120 cerebritos. Pero estos cerebritos se han ganado una reputación que va más allá de lo imaginable; ahora van a volver a ganarse el pan. Ptolomeo era un toro de mediana edad, ningún rasgo notable; solo su inteligencia. Sus ingenieros habían trasladado unos misteriosos carromatos de forma cúbica, ocho en total, y eran las tan famosas "nuevas armas" que habían salido de Laconia- La ciudad sin vida.
- Coronel- se acercaba un mono vestido de la misma forma que él y con casco con binoculares- Si el arma no funciona ¿Qué pasaría con ellas?
- No te preocupes por las armas-le dijo secamente- Preocúpate por ti si fallan. Prepárate para sentir las garras de los grifos.
- Señor, con todo el respeto pero… Eso no es muy alentador- le respondió el mono preocupado
- No. Pero te hará más preciso. Si fallamos, estamos muertos. Así que preocúpese por no errar.
- ¿Sus ordenes?
- Desplieguen las balistas a una distancia de 50 metros entre ellas, todas, por supuesto, mirando al campamento grifo. Desarrollen cuanto antes y prepárense para un fuego sostenido hacia el cielo una vez que comience el ataque. Cómo sabrá, debemos mantener a esos bichos alados en el suelo y esta invención será de mucha ayuda, de funcionar. No se preocupen en disparar al suelo, no podemos arriesgarnos a un fuego amigo ¿Entendido?
- Sí señor.
- Pero no he terminado kapetánios.   Al ser a oscuras ¿Cómo podría ver a los grifos en el aire? No podría. Quiero que desplieguen bengalas encima del campamento enemigo antes de accionar las armas.
- Como ordene, kyrie- el mono lo saludo y el devolvió el gesto. Luego se detuvo a ver un carromato y hacer señales a los ingenieros.

  Era un gran cubo de madera con bordes y pliegues de acero, pero una vez que un perro accionó una palanca, cambió de manera radical. Las paredes se iban hundiendo, desplegando una serie de bases claveteadas que se hundían en la tierra. Dentro estaba el arma en sí: debajo estaba una serie de manivelas o palancas que accionaban el mecanismo de movimiento de la torreta, direccionando su puntería. Luego estaba una especie de ballesta gigante. Encima de esta, entre el brazo y la caja de la nuez, está el depósito de jabalinas y el mecanismo para tensar la cuerda que era accionado por un par de palancas en la base. Según los estudios de Laconia, podía disparar unas quince jabalinas en segundos y serviría para limpiar el cielo.

  Una innovación en el arte de la guerra. "De fallar hoy, no hay un mañana"

  "Coronel Pirro, mi tercero al mando, como siempre tus fusileros serán necesarios para el centro de la batalla. Al igual usted, coronel Epidamonias, mantenga los colmillos limpios para esta noche y en especial para el movimiento de distracción"

  Los fusileros de la república, vistiendo solo un peto de acero, camisa debajo y casaca azul por encima junto a unos cascos cilíndricos negros. Él, vestido de la misma forma, solo que con una gorra con una corona de olivo dorada como insignia. Sus mosquetes de pedernal han sido decisivos en todos los conflictos de la república en la actualidad: la guerra de Oozten y, lamentablemente, la guerra civil. Hoy, más que nunca, se pondrán a prueba una vez más.

  Tímidamente sonaban los tambores y flautas de los batallones mientras marchaba con alto subterfugio.

  Está tierra ha sido el hogar natal de los perros, que a diferencia de sus hermanos de Equestria, ellos se asentaron y formaron ciudades para luego unirse al antiguo Reino de Énosi. Servían como infantería ligera y como exploradores, pero igualmente se usaban para el choque. Igual que sus camaradas simios, también marchaban con tambores y banderas con sus armaduras de lino y cascos de bronce.

  El coronel Epidamonias, perro de mediano tamaño (más o menos el tamaño de un pony) y hocico alargado con una pequeña barba, portando armadura y arma junto a su mochila, se podría decir que es el "viejo" por sobrevivir tantos rojos al lado del general. En contra, Pirro  era joven para su cargo, pero se lo merecía. Ambos eran carne y uña, deben trabajar una vez más en ello. Se acercaban al campamento sutilmente.

  El señuelo era sencillo, aprovechando la capacidad de los perros de hacer túneles, fingirían un movimiento en el flanco izquierdo grifónico cuando, en verdad, estaban en el flanco derecho. Deben tener cuidado con los preparativos, ya que una emboscada si se descubre y se actúa a tiempo, podrá devolver con intereses lo que el autor quería hacer.

  Pensaban, al punto de implorar, de que todo saldría bien.

  "Mi buen Seleuco, estimado amigo. Espero que no seas un vago el día de hoy, es hora de ganarse el pan"

  Rápidos como un pegaso. Pesados como un grifo. La ausencia crea métodos para suplantar lo que careces. Los húsares son un ejemplo de ello. Sin alas y los consideraban caballería ligera. Para ellos, volaban hacia sus enemigos con frenesí.

  Pero este era la primera división del primer ejército, la crema y nata de las fuerzas armadas, mejor conocidos como los "Rompe líneas". Al mando, lo llamaban el "Demonio Tuerto" no solo por su ferocidad; sino que ascendía a sus efectivos por cuantos más mataran.

  El coronel Seleuco era, para el resto de los estrategas, alguien indigno de ese puesto. Vago, desordenado, glotón y muelero era las palabras que describían al corcel negro con crin roja y ojo como rubí. Pero había algo que despertaba cuando oía las trompetas de caballería, como si otro espíritu hubiera entrado en posesión de su cuerpo. Se volvía dinámico e imparable hasta decir "basta"; y ese basta era ver correr a sus enemigos.
 
 También como Pirro, era joven, incluso sirvió junto a él en la guerra civil.
Allí estaba Seleuco, mirando a sus equinos y su insaciable sed de sangre. Veía el brillo ansioso de ellos en sus uniformes y sobreros negros, haciéndolos únicos al resto de los uniformados azules. Acomodándose su casco con cuernos y con el sable a su alcance, lo alzó hacia el cielo y pronunció

- Ya saben muchachos, nadie vuelve al campamento hasta mostrarme sus lanzas coloradas.
Sonreían como lobos.

  Al compás de los tambores, un ejército completo salió de su escondite en el flanco derecho grifónico. Los disparos de bengalas iluminaban el cielo mientras la primera línea enómena formaba y la "caballería" se posicionaba en los flancos. Los grifos, coraceros y lanceros, formaban también una cuña en tierra y despegaban del campamento.

  Pero había algo, desde los bosques se oía un "tran" repetitivo y los efectos no tardaron en llegar. Los grifos caían como moscas con una jabalina insertada en cualquier parte del cuerpo, daban casos de dos por jabalina; fueron dispersados y obligados a pelear en tierra. La línea ya se había formado y avanzaba bajo el sonido de las balistas.
Pronto, lo que antaño era un campamento, se convirtió en un campo de batalla.
Una línea  compacta de 180 por tres de profundidad de fusileros había entrado en el perímetro  por el flanco izquierdo, seguidos de perros con lanzables detrás de ellos. De todos, este era el lugar más inadecuado para una defensa efectiva, por lo que las fuerzas grifónicas se replegaban hacia el puesto de comando. En este, se empezaba una evacuación por sus líneas de suministros de heridos y no combatientes, mientras el resto de los confundidos trataba de reorganizarse en esa posición, la retaguardia que estaba formada por reclutas se llevo la peor parte

  El centro era otra historia. Una línea efectiva de fusileros, a diferencia de los cazadores, dependía de una formación efectiva donde puede sacar provecho de su entrenamiento. Un línea de tiro estándar se componía de dos de profundidad (para mayor efecto, tres). Mientras la primera línea recargaba; la segunda apuntaba y disparaba. Era una sincronía mortal… Probada en el campamento, mientras los cañones calentados despedían humo y balas atravesaban armaduras escarlatas. Pero después de una amplia descarga, leones formaban, al compás de tambores, líneas de 3 a 4 de profundidad con un espacio estrecho. Iban avanzando ante descargas de mosquetes y llegaron con júbilo sangriento para entablar combate.

  "¡Formen Falange!" Los monos mantuvieron la posición mientras apuntaban las bayonetas en al frente en una formación compacta y se pegaban los perros a sus espaldas. Aún con una fuerza superior, fueron detenidos y luego empujados, no sin antes mencionar de que fueron ensartados. Sonó un silbato y la primera línea simia fue sustituida por canes en el combate. Sangre corría a ríos en el centro, donde había un gran meleé de acero y disparos
El centro era una masa confundible de cuerpos chocando y combatiendo, con el aire resonando de tambores, gritos, aceros y disparos individuales. Infantería combatiendo.

  El flanco izquierdo tenía mayor ventaja para los grifos, que mantenían un ligero avance sobre sus enemigos. A diferencia de los fusileros, los ballesteros no se complicaban en hacer rígidas formaciones, solo esperaban estar reunidos y descargarla andanada, luego guardaban sus ballestas y cargaban sobre una formación desorganizada de fusileros con sus espadas mientras eran apoyados por grandes felinos.

  Aquí la línea sufrió un revés en contraparte de las dos secciones. Monos eran despedazados por leones y grifos le sacaban los ojos a perros, mientras el frio acero grifo atravesaba los trajes azulados. Con esa parte a punto de romperse, podrían envolver por la retaguardia y ganar el resto del día. El capitán felino, consciente de eso, empezó el movimiento de sus tropas; hasta que volteo media cabeza y un húsar con un casco con cuernos deslizaba su sable por su cuello.

  Poco a poco, los grifos se extenuaban ante la férrea actitud contraria y de las bajas que estos les causaban. Se retiraban poco a poco hacia el puesto de comando; allí proporcionarían la resistencia final mientras que los reclutas y heridos. Podrían reformarse en la retaguardia y avanzar por los flancos, pero tenían dos problemas: Si bien los enómenos no se arriesgarían a disparar en todo el centro de la batalla, el campo aún estaba iluminado y los movimientos de flanqueo serían diezmados por esas armar. El otro, es la huida: al huir en masa compañías enteras, estas incitaban a una desbandada total del ejército; además, la batalla ya estaba perdida.

  El mariscal Henry ya estaba extenuado de tanta agitación el día de hoy y sabía toda. Sin mencionar la emboscada y luego esto. Una operación bien orquestada y planeada, sin duda era… Él miraba con atención la banderola contraria, era azul y tenía un tigre blanco, debajo de este se veían unas letras blancas "PROTO STRÁTOS" o "Primer Ejercito". Ya dedujo contra quien estaban combatiendo: Contra el mejor ejército que podían ofrecer. Aún estaban esas endemonias armas en las colinas cercanas y solo le quedó una opción a ofrecer: retirada. Ordenó a su oficial asistente el toque de retreta general mientras la parte "vieja" del ejército contenía la arremetida.

  No habían formado una línea compacta cuando recibieron una carga de caballería, eran arrollados por caballos en vestimentas negras y sombreros cilíndricos. Se salvo el pescuezo de uno con un casco especial. Tomó la lanza y alzó al caballo negro mientras este se aferraba a su arma. Una forma tradicional de matar, usando la gravedad. Pero se había olvidado de un detalle y recibió una jabalina en su ala. Ambos cayeron y se levantaron al instante, con sus armas a sus alcances.

- Debes estar loco para que ordenen un ataque así ¿Acaso ustedes no se cansan de seguir ordenes de unos viejos decrépitos?  
- Tanto como ustedes con una corrupción por las nubes.
- Al menos no mantenemos a una vieja gorda inservible
- Idiota, lo están admitiendo. Voy a hacer un bonito abrigo con tu piel.
- Je, je, je… No si te desplumo y te sirvo como sopa para los perros.

  Ambos empezaron a combatir con el caos campal como testigo. El grifo usaba su fuerza superior y sus garras para tratar de desgarrar. Como si estuviera en un trance, el corcel no se inmutaba por el dolor de las garras cuando lograban atravesar su armadura, sino que se acercaba y golpeaba al mariscal con el mango de la lanza. Henry luchaba y tumbaba al coronel trataba de matarlo en el suelo mientras se levantaba. En una ocasión, Seleuco rodó hacía el grifo y ambos quedaron en el suelo. Como acto de venganza, le clavó el sable por un cuarto trasero y lo levantó por los aires, pero este se impulsó con su ala funcional y evitó ser ensartado por el equino.

  Ambos se miraron y empezaron a cargar, pero esta vez no lo hicieron solos. Un par de fusileros trataban de apuntar al mariscal. Se soltó de un estoque de sable y esquivó un disparo de mosquete, que fue a parar en el hombro de Seleuco. Luego, Henry se abalanzo contra estos fusileros. Uno lo atacó con la bayoneta en el frente siendo esquivado, trato con la culata. En esos momentos, el otro avanzó por atrás mientras que el caballo se acercaba poco a poco. Allí reaccionó, esquivo el ataque de la culata para luego girar sobre sus talones y recibir al otro fusilero, luego le clavo su sable en su cintura y giro otra vez para enfrentar al mono. Atacó con una finta y le hizo girar y causó que el compañero en cuestión le clavara la bayoneta. Uso luego la culata para intentar batear al grifo, pero este se agachó y en vez de ello le golpeo al caballo. Luego lo mató con un estoque en el estomago.

  Recuperándose del golpe, Seleuco fue atacado por un león. Le clavó la lanza por el costado y luego le partió la caja con una coz. Se reincorporaron y terminaron apuntándose sus armas, pero el resultado era evidente. Aunque pelearan hasta el amanecer, la retirada se efectuaba y los grifos abandonaban el lugar. Se miraron y  ambos sonrieron el uno al otro; se retiraron a sus respectivas zonas.

  Lejos del combate, estaba el comandante de campo enosiano. Un ciervo marrón con finos cuernos y en uniforme azul con una banda blanca. Observaba el campo lleno de humo e iluminado por las bengalas. Mantenía una mirada estoica al campo de batalla mientras abanderados agitaban las astas; haciendo flamear las banderas. Este era el único ciervo en un campo no administrativo del ejército. Este era el hermano de Henón: Honda Phylodemos.

  Veterano de las guerras de Oozten (o Expedicionarias) y de la guerra civil, marcaba una excepción a la ausencia de su clase en asuntos bélicos. Este era el mejor Stratigós que Énosi podía ofrecer en un campo de batalla; como este. Y su sola presencia, se decía, valía unos 50 mil efectivos en el campo.

  Honda estaba mirando el campo, cuando un ciervo arconte se acerco a él.  Sabía que era telegrafista
- Comuníquese con Laconia e informe que las nuevas armas son un éxito rotundo. Que empiecen su fabricación. Oficial ¿Está el Coronel Antígono en la tienda?
- Si kyrie.
- Bien. De el comunicado y también dígale a Laconia que seré representado, pero antes convoque a los coroneles para mañana a las 0700 horas en mi tienda
- Así se hará.

  Cuando llegó a la tienda de comando, se encontró  con un toro en su armadura de escamas. Este, después de saludar y un abrazo, se quejó con el por su ausencia en el campo de batalla.
- Mi amigo Antígono. Te necesito para algo más importante y de haber estado allí no me servirías en Laconia. Cómo sabrás, allí se realiza "El consejo de la diez banderas" con los otros ejércitos y el primer ministro. Necesito que me representes allí y que expongas mi propuesta de batalla. Quiero que los convenzas a los estrategas para que estén listo para esta guerra.
- Y usted, señor ¿Dónde va a estar?
- En Equestria.
- ¡Eso es demente! ¡Es un condenado caldero!
- Antígono- le decía agraciado-  ¿Realmente crees que la paz iba a durar? ¿Qué íbamos a vivir tanto sin tener que pagar un precio? Mas importante aún ¿Cómo le podemos decir a nuestros hijos que perdonen los pecados de sus padres? ¿Cómo decirle a nuestra mente que prepare la rama de olivo en vez de crear nuevas maneras de matar? ¿Cómo encontrar la fuente de nuestros mayores odios, cuando la hemos hecho proliferar  en nuestros corazones? Ese, mi amigo, ha sido el mayor defecto de las naciones y sus habitantes. Y de no cambiar, nada lo hará.

  "Solo nos queda el consuelo del  deber como nuestra resolución final. Como soldados, tenemos el deber de cumplir su llamado y de afrontar aquellos que hacen lo mismo que nosotros: honrar a su país y a ellos mismos. Coronel ¿Qué nos hace diferentes a los ponys, los grifos y los changelings? Para mí, nada.

  "Y he me aquí. Al igual que ellos y los nuestros, he respondido el llamado y hemos aquí para luchar por la República. O morir tratando de vencer.


  "Pienselo, coronel. Estamos en nuestra hora final. De aquí en adelante veremos si nuestra nación prevalecerá o morirá."

  "Los ponys son vulnerables pero, al darles suficiente tiempo, serán poderosos. Y también los otros dos lo saben, así que van a por ella. No podemos darnos el lujo de que nuestra amada República sea algo más que un vasallo. Este país prevalecerá.  Solo cuando se rindan, les daremos cuartel. Solo cuando se olviden de esta… Aberración, podremos hablar de paz. Solo cuando sus princesas caigan o se rindan, le daremos aire. Solo cuando nuestros hijos estén seguros de esta fuerza sea detenida, podremos descansar. Solo entonces… Aseguraremos la prevalencia de Énosi en el transcurso del tiempo. Pero déjeme decirle que otros comandantes piensan lo mismo con sus respectivas convicciones"

  "Por eso necesito que vaya a Laconia y convenzas al consejo, como mi representante, de nuestro plan de acción a futuro. Amigo mío, si no lo haces este deber como soldado, al menos hazlo como patriota."

  Luego de estas palabras, el toro salió directo de la tienda. Segundos después, el ciervo hizo lo mismo y fue a su tienda personal. Custodiada por dos guardaespaldas ursas, entro y se aseguró de que su flautista personal estuviera. Se acostó en su diván y comió algo mientras pensaba en su familia y amigos.

- Ená malakó, Auletes (Una suave, flautista)

  Y así empezó a tocar una melodía, que lo iba transportando a otro mundo. Añoraba los tiempos con su esposa y sus hijas, cuando era maestro de literatura y organizaba las obras teatrales. Todo quedándose atrás, hacia un mundo distante.

  Ponyville

  ¿Alguna vez han visto a un cementerio, donde las chicas más radiantes y alegres del pueblo, sea visitado por ellas? Las muertes de Spike, Ángel y Sweetie Bell habían traído, como era de esperar, a casi todo el pueblo. Y su presencia fue menguando poco a poco la presencia de la muchedumbre, hasta que quedaron las chicas y sus familiares cercanos. ¿Es necesario describir su estado?

  Lloraban y sollozaban por esta cercana pérdida. Rarity estaba hecha una Magdalena, y las demás lloraban acompañados con gemidos. Mientras que los sementales estaban tranquilizándolas.

  Había un grupo de grabadores  cerca al grupo funerario, y empezaban a trabajar en la piedra de las lapidas. Cincelaban y martillaban en el mármol sepulcral. Duraron una hora hasta que dejaron un mensaje en cada lápida

                              "NO SOY PERRO, SOY  UN CONEJO
                        PERO ESO NO QUITA MI FIDELIDAD HACIA TI
                           INCLUSO EN EL MÁS ALLÁ, TE CUIDARÉ"

                             "FIEL A MI CODIGO Y A MI "MADRE"
                        AÚN SEPARÁNDOME, SIEMPRE ESTARÉ A TU LADO
                                  NO LLORES POR MI IDA"

"TANTOS SUEÑOS, TANTAS AÑORANZAS
NO SE PREOCUPEN POR SI ME SIGUEN
MI CORTA VIDA, FUE UNA GRATA EXPERIENCIA"

Todos quedaron atónitos por los grabados. Quedaron quietos y pensativos por cada palabra del entallado.

- ¿Por qué siento que estoy más tranquila? Como si no se hubiera ido- dijo Rarity- ¿Por qué la siento tan cerca de mí?
- No importa, este fue un buen detalle y nada más – dijo Fluttershy- No habrá una vuelta atrás. Mi pequeño angelito.
- Applejack *snif* ¿Por qué? Ya no seremos las mismas.
- Caramelo… Yo…

  NO podía evitar el llanto ante los ojos humedecidos y las expresiones melancólicas de su hermanita. Así que, junto a su hermana, empezó a llorar. El sentimiento se volvía común en cada uno y lloraban por las recientes pérdidas. Había perdido a una parte de su gran familia.

  Sentían que nada de esto era necesario. Que nada de esto no estaba pasando. No. No. Hace unos meses se reunían en el spa para platicar, reír y pasar un buen rato con sus amigas. Hace unos meses las podían ver a todas tomar el té junto a una buena merienda. Hace unos meses estaban asistiendo a toda clase de magníficos eventos sociales en toda Equestria. Hace unos meses….

  Pero ahora, estaban con el corazón hecho añicos. En un mundo apocalíptico y beligerante. La gente estaba triste, los árboles estaban menguando, los animales temblando y el aire se hacía pesado junto a un panorama gris y tormentoso. Todo había cambiado y no volvería a ser el mismo.

  Ellas volvieron a ver las inscripciones de las lápidas. Algo les hacía sentir ¿Tranquilas? Esta especie de "Despedida" fue mandada a hacer por alguien. No les importaba, había causado un buen efecto en ellas.
Ahora, más que nunca, querían ponerle un fin al caos surgente.

- Chicas- dijo Rainbow Dash- Hoy, más que nunca, nos vamos a enfrentar a nuestro peor enemigo. No está motivado por la envidia. No está motivado por los caprichos. No.

 "Está motivado por  el simple hecho de querer ver al mundo arder. Motivado para ver a nuestros seres queridos morir para llegar a nosotras. Motivado para el caos y por el caos. Y por ser las elegidas como las portadoras de los elementos la armonía; aquello que puede patear su trasero.
 
  Y es consciente de eso

  Por eso. Amigas, compañeras. Hermanas. Vamos a arruinarle los planes a este desgraciado y salvar al mundo. No importa a que nos enfrentemos, siempre saldremos  triunfantes"
Empezaban a vitorear. Y lo lograrían ¿Pero cuándo? ¿Y tendrán éxito?

  Horas después del funeral, se acordaron de reunirse en la estación del tren después de despedirse de sus familiares. Les sugirieron que vayan al oeste, sobre todo a Appleloosa, donde tendrían una residencia con el primo Braeburn. Incluso si eso significaba arrancar la mitad de los manzaneros y trasladarlos. No, no lo harían; los necesitaban más aquí. Lo que si hicieron fue una larga y lastimosa despedida de sus familiares, a punta de lágrimas. Los veían desaparecer ante la muchedumbre que abordaba. Cómo resolución real, las estaciones y servicios ferroviarios eran gratiutos para las ciudades occidentales, llegando a casos obligatorios. Los jóvenes y padres se despedían mientras veían a sus seres queridos partir, los uniformados blancos también lloraban. Las chcas abordaron el tren y se sorprendieron de su carente personal y su estado decadente.

  A donde iban, sería el propio infierno.

  Después de llegar a la estación, y recibir la dirección del lugar, el grupo se encaminó hacia allá. Al igual que el resto de la ciudad, el distrito era callado y penumbroso; con cierto temor y desconfianza los caminantes se dirigían. Los tiempos de risas se han ido.
Llegaron al lugar indicado, un humilde hotel en un barrio igual de humilde. El hotel, más bien un posada, tenían ciertas mesas y sillas de talla rústica; un total de 5 mesas con sillas en cada lado. Una barra y escaleras que iban a las habitaciones. Tomaron asiento una vez que pidieron las llaves de la reservación.

  Nadie se dirigía a nadie, todos estaban callados. Nadie quería decir algo al respecto. Pero los ojos de las muchachas expresaban una tristeza devastadora, y una furia a punto de ser desatada. Si, la muerte de Spike, Ángel y Sweetie Bell había despertado algo dentro de ellas: un gran sentimiento de odio hacia los perpetuadores y un gran sentido de venganza desmedida. Pero tenían que superar esos sentimientos antes de que los dominaran rotundamente, tenían que enfriarse y tranquilizarse.

  En cambio, Philip estaba preocupado por ellas. Las sentía diferentes a cómo las conocía. Si seguían así, podrían entrar en un estado neurótico, depresivo, o simplemente tener un resentimiento que se pague con la venganza. Él era el que mataba, pero respetaba a los muertos y hacía que no sufrieran demasiado. Aún así, no quería y debía mantenerlas lejos del combate.

  Pero ¿Qué pasa cuando el combate llega a ellos? ¿Qué podría hacer?

  Salir del silencio, Pinkie se dirigió a todas.

- Jeje, ¿No les parece una bonita ciudad? Dicen que están las mejores reposterías. Aunque dicen que la comida parece las sobras del día de ayer. Lo gracioso de esta ciudad es que ¡¡LOS PONYS NI SE LES ENTIENDE CUANDO HABLAN!! Hablan tan rápido, casi se les entiende un "Bruburupurulu" entre sus bigotes. ¡Oh! Y parece que los bigotes tuvieran vida cuando hablan. Así…

  Entonces, Pinkie de la nada saco unas gafas de broma con bigotes y empieza a hablar como un local; haciendo énfasis en el movimiento de los bigotes. La imitación hace reír a carcajadas al grupo. Pinkie luego es mirada por un pony verde claro con un amplio bigote.

- Papanatas- dijo, alzando el mentón y saliendo del rencinto. Pero hablo tan rápido que ni siquiera se entendió.
- ¿Vieron?- dijo entre risas.
- Jeje. Creo que deberías comer algo, no hay nada peor que pegar el ojo con la barriga vacía.
- Si, podríamos estar en un lugar más decente. Damas como nosotras no deberían presenciar establecimientos de baja calidad.
- Lo siento Rarity. Pero alojarnos en otros lugares en una ciudad tan cara llamaría la atención.
- La verbigracia de las necesidades actuales, querido, no significa que tengamos que quedarnos en un lugar así. Las sillas están a punto de caerse, y… ¿Eso es un ratón?
- Nah, es un trapo. Tan asustada estas, me parece que a Fluttershy le están saliendo agallas y a ti plumas.
- Rarity… Si necesitabas plumas, te podría haber prestado mi disfraz de gallina.- todas empezaron a reír de nuevo, calmándose luego de pasar un rato.
- Me muero de hambre ¿Tenemos que esperar tanto?
- No, ahí viene el camarero.
- Buenas noches señoritas, y caballero. Siento el retraso, pero déjeme decirles algo: la comida no mata, pero el servicio si.
- Oh, no se preocupe amigo, que hay en la carta.
- Ya se las traigo, pero como muestra de hospitalidad, tomen algo. Invita la casa.

  Pasaron siete tarros de sidra en la mesa, a lo que las muchachas no vacilaron en tomar. El enómeno miro la tarra con cierto recelo y sospecha de su contenido. El resultado no se tardo en aparecer, cada tarro estaban tan vacío como sus estómagos. Hastías por lo que sería una mala pasada, empezaron a protestar. El chico solo le dirigió una pregunta al camarero.
- Discúlpeme, pero ¿Con qué objeto traen unos vasos vacíos?
- Eínai Apló (Es sencillo), tal y como los vasos; TÚ quedarás vacío.

  Philip reconoció esa voz y sentía como el corazón se le encogía hasta sentir su ausencia en el pecho. Dirigió su cabeza hacia el presentador. Luego de mirar la dirección, fue recibido por un tajo de un sable; para su suerte, pudo detener el golpe con su greba de acero. Todas se congelaron del repentino acto de violencia, sobretodo Fluttershy que empezó a buscar refugio.

 Lo hoja era del mismo material que su protector de pierna y su garrote plegable. Finas ondulación marcadas en la hoja, de un color más oscuro que el mismo acero. Iba mirando lentamente el arma y notaba que estaba hecha del mismo material: Acero de Camasco. Mientras contenía el golpe, miró al perpetrador y el resultado le erizó hasta el último vello de su cuerpo.

-No- Decía Philip mientras negaba con la cabeza- No. No. No. Tú estabas muerto ¡Yo te mate en Holyhill!

  El extraño lo empujo y golpeo su cara con el mango del sable. Luego lo envainó y mostró su verdadera forma. Un equino de su tamaño, de color Beige y melena marrón. Esta era una cresta corta, estando a ras de la piel y no sobresaliendo; similar a los corceles de guerra. Linothorax blanco con accesorios y líneas azules, similar a la de Philip pero como marca en el uniforme era un escudo azul y gris. El emblema de la Guardia Azul. Tenía su arma en un hombro y le dirigía una sonrisa cálida a su víctima.

- Hola Philip, hace mucho tiempo que no te veía.
Nada va a volver a ser igual. De aquí en adelante, empieza el infierno. La única manera de salir es atravesándolo.

No hay recomendaciones para ahora, lo siento. Pronto lo habrá.

Notas de autor:

* De verdad, siento que este capítulo fue pésimo con respecto a los demás.. Creo que tengo muchas cosas cargadas encima D:
* Las balistas de repetición serían la primera arma semi-automática.
* Sé que hay muchos cortes, pero es para presentar a varios personajes importantes ahora y a futuro. Creo que esto de los quiebres específicos deben ser dedicados solo para una sección, para evitar problemas de entendimiento.
* Por si no les quedó claro, Honda es hermano de Henón.

Capítulo 1: [link]
Capítulo 3:[link]

Querido lector, agradezco sus comentarios y opiniones, total su opinión es importante para poder mejorar la calidad de los autores. Sin ustedes no hay segundos, Así que sus opiniones son importantes para mí, así que sean sinceros. Muchas Gracias.

También, si hay alguna pregunta déjela en los comentarios.
Agradecimientos a:
:iconmarvbkr:
:iconmaxlum:

Y a usted, querido lector.
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Comments32
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FreddHeart137's avatar
En serio... me entristece un poco el que algo así haya sucedido, por Spike y Angel, tal vez algo muy dramático. tengo algo que decirte Steban: ¡¿Porqué Sweetie Belle?!
pero en serio, mucho drama, mejor sigo leyendo.